Al Partido Republicano de EE.UU. no le gusta el poker online

Inmersos ya en Estados Unidos en una nueva campaña electoral que terminará con las elecciones a principios de Noviembre, cada día se suceden los mitins y grandes convenciones de ambos partidos mayoritarios, el Demócrata, con Barack Obama como candidato, y el Republicano, que ha presentado a Mitt Roomey para desbancar al actual presidente. Entre las muchas propuestas que se escuchan estos días en los telediarios estadounidenses nos ha llamado especialmente la atención una de los republicanos, que se han mostrado frontalmente en contra de que el poker online se legalice en Estados Unidos.

La situación actual del poker online en Estados Unidos es bastante compleja. Aparentemente no es legal, pero ya hay muchos estados que están empezando a entregar licencias a páginas web para poder ofrecer sus servicios dentro de la legalidad. Muchos políticos, incluyendo algunos del propio partido republicano, se han mostrado a favor de legalizar el poker online, y crear una ley para regularizar la situación. Sin embargo, ahora el partido conservador se ha posicionado en contra de esta regularización, arguyendo que el poker online traería muchos problemas indeseables a la nación.

Pero como en la mayoría de decisiones políticas, aquí también parece haber un trasfondo. Y es que, al parecer, hay varios donantes del Partido Republicano (aquellos que dan grandes sumas de dinero al partido como apoyo para luego obtener recompensas) que han influido en la decisión de que los conservadores no apoyen al poker online. Y uno de los más destacados de estos donantes es ni más ni menos que Sheldon Adelson, un tipo al que solemos ver por aquí a menudo.

Tiene su lógica. Como es natural, si el poker online se legaliza totalmente en EE.UU, los casinos físicos verán menguados sus beneficios. Y eso es algo que Adelson no puede consentir, por lo que está utilizando todos sus medios y contactos -incluidos los políticos- para evitar que esa regularización tenga lugar. Es solo una pequeña muestra de hasta donde puede llegar la influencia de los grandes magnates sobre los propios partidos políticos de un país tan grande como Estados Unidos. Al lfin y al cabo… ¿quien gobierna a quien?

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